Nos cuesta creer que ya llevemos 30 años de este camino maravilloso de acompañar a personas mayores en sus días. Pero sí. Ya son 30 años desde que el Centro Abierto Padre Damián comenzó a funcionar en esta esquina de Amanda Labarca Huberstone con Rafael Hernández, en el corazón de la población Jaime Eyzaguirre, en la comuna de Macul.
La hermana María del Carmen Pérez ss.cc. con su visión fundadora logró hacer de este lugar un espacio que contiene, acompaña, alegra y mejora los días de los cientos de personas mayores que ya han pasado por aquí en estos 30 años.
Suavizar la soledad. Ese es el propósito de este centro. Dejar atrás el silencio en el que las personas mayores viven. Aquí se acompañan, aquí se alimentan sano, se sonríen entre ellos, recuperan esperanza. ¿Cómo no celebrar?
No ha sido fácil, pero a través de la Fundación de Beneficencia Sagrados Corazones, es posible movilizar manos y almas de buena voluntad que han permitido el milagro de acompañar cada día la vida de quienes forman parte de esta familia.
Así, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, momento de significativa celebración para la Congregación de los Sagrados Corazones, es el día en que festejamos el aniversario del centro y mejor aún esta vez que fueron 30 años de vida. En la mañana hubo una acción de gracias y luego un almuerzo preparado por Natalia Lizama con mucho cariño.
Por la tarde vino la gala. Llegó el directorio de la fundación, y la gran mayoría de los voluntarios que dan vida al tremendo servicio que presta el centro abierto con todas las actividades y espacios de promoción de la buena vida que se le pueden brindar a las personas mayores en su día a día. Unas mesas hermosas, preparadas con tanto cariño por las voluntarias, adornaron la tarde en la que se comenzaron a suceder los testimonios y parabienes en este cumpleaños.
Angélica es la más antigua del voluntariado. Llegó con María del Carmen ss.cc. hace 30 años: “Yo soy del martes acá. Hemos visto pasar a tantos abuelitos. Esta es una experiencia hermosa que Dios nos dio a través de la hermana María del Carmen. El primer voluntariado éramos 25, y 23 éramos de las capillas de la Parroquia Santo Tomás Moro. Agradezco poder venir hace tanto tiempo”.
Ella misma fue la que hace 8 años trajo a Zulema, una profesora que jubiló después de 38 años en las aulas: “Esta es una misión que yo quería hacer. Cuando me jubilé dije: “algo tengo que hacer” y si no pude acompañar a mis padres hasta el final esta es una forma de entregar ese cariño, compañía y cuidado que no pude darle a mis padres”, dice emocionada tomando el micrófono y agradeciéndole a los adultos mayores por permitirle acompañarlos.
La fundación Juanita Díaz de Muñoz, como siempre se hizo presente agradeciendo poder compartir con el centro tantos años de amistad y ayudar a mejorar la calidad de vida de los mayores. Ana González incluso recordó que es tan necesario que en todas las comunas haya espacios como este.
El micrófono después lo tomó Gabriela que lleva 3 años en el centro y agradece el momento en que llegó porque ha vuelto a tener ganas de vivir y de comer, porque sola no tenía apetito, confiesa muy emocionada. También Karim Sotelo, miembro del directorio, tuvo palabras de gratitud para todo este tiempo cerca de esta iniciativa.
Luego vino don Patricio cantándole a Dios y Pepita recitando un poema profundo y emotivo.
Después bailaron, porque había que hacer fiesta por tantos años en que este centro le ha dado sentido a los últimos días de tantas y tantos.